sábado, 12 de mayo de 2012

Babia

Hay un país lejano donde nacen los ríos y se forman los vientos.
Donde las estrellas son más brillantes y están tan cerca, que casi se pueden tocar con los dedos.
Donde el silencio es tan profundo que se puede oír respirar la tierra.
Donde si te quedas dormido a  la orilla del agua, sobre los helechos, entre los altos juncos, sientes que el corazón se serena y late al ritmo del profundo corazón del mundo. Sueñas que estás unido, fundido con todo: que ya eres piedra, árbol, brisa, agua que fluye, y no quieres despertar.

No me habléis de paraísos futuros.
De inmaculados cielos.
De manos salvadoras.
De ojos que cautivan.
De promesas de amor...

Dejadme aquí, debajo de los sauces, entre los altos juncos, por techo el puro cielo:

Que me cante el arroyo.

Que me acune la brisa.

Que me abrace el olvido.

                                     Ángel V Díez Álvarez